Comenzaba noviembre cuando Sietch Ediciones anunció en sus redes sociales que Pablo Illanes, reconocido guionista, se unía a su catálogo literario con una novela. La noticia llamó la atención de lectores y prensa por igual, ya que si bien esta no es la primera incursión de Illanes de la literatura, ni tampoco en el terror, sí es la primera vez que pone a disposición una novela completa de dicho género.
Creador de teleseries tan exitosas e icónicas como Machos, Adrenalina, Perdona nuestros pecados, Fuera de control, Alguien te mira y Demente (por nombrar solo algunas), además de ser la mente detrás de Prófugos, la serie chilena financiada por HBO, Pablo Illanes es uno de los más importantes guionistas del panorama local. Sus obras no solo consiguieron ser éxitos de rating, sino que también cambiaron la forma en que se hacen y se ven teleseries, alejándose del melodrama en muchas ocasiones y entregando historias que se enmarcan dentro del thriller policial.
En el año 2000, ya habiendo saltado a la fama con Adrenalina y poco después de Fuera de control, publicó su primera novela, Una mujer brutal. Le siguieron Fragilidad en el 2004 y Los amantes caníbales en el 2015. Pero hay otro hito literario que nos interesa y es el ocurrido en 2013, cuando Illanes participó en una antología de terror publicada por Ediciones B, Machetazos: todos mueren, con el cuento Los maracos. Esa antología, junto con toda su obra, repercuten en la novela que está pronta a publicarse bajo el sello de Sietch para quien está lo suficientemente atento y para quien conoce su trayectoria.
Cataclismo es el libro con el que Pablo Illanes vuelve a la literatura. Una historia horripilante, que estremecerá al lector y que nos recordará lo que la tierra y los humanos ocultan en su interior más profundo.
Lo queda después del fin
Si hay un contexto adverso por excelencia en la ficción es el postapocalíptico. No importa cómo se produjo dicho "apocalipsis" o por qué: lo que queda después suele ser tan malo que es normal que los sobrevivientes deseen haber muerto en medio del desastre.
Eso es precisamente lo que ocurre en Cataclismo. ¿El evento que origina todo? Un terremoto.
Porque claro, como habitantes de un país sísmico, los chilenos vivimos con el miedo constante a que de un momento a otro puede haber un terremoto capaz de derrumbarlo todo. Eso ocurrió el 27 de febrero del 2010, el 3 de marzo de 1985 y entre el 21 y el 22 de mayo (porque no, no fue solo un terremoto el de Valdivia, fueron tres), superando este último los 9 grados. Tal fue la magnitud del sismo que se le considera uno de los más grandes de los que se tiene registro a nivel mundial.
Ahora imaginen un terremoto grado 12. Sí, 12. Más de dos grados por sobre el que se considera el cataclismo más grande de nuestra historia registrada.
Eso es precisamente lo que ocurre en Cataclismo.
De la mano de Inés, protagonista y narradora de esta historia, nos enteraremos cómo es que fue el momento exacto de ese terremoto que cambió todo para siempre. Los gritos, las muertes, la confusión, el horror. Y como si eso no fuera suficiente, al internarnos en los recuerdos y el presente de Inés, iremos descubriendo lo que apareció luego del desastre: cómo es que ella sobrevive junto a tres compañeras, con quienes vive en distintos hoteles de lujo de la zona oriente de Santiago, a qué se enfrentan cada vez que salen a la calle, cuáles fueron las criaturas que liberaron las grietas que el sismo abrió en la tierra, el efecto que sufren los cadáveres y en qué se han convertido otros sobrevivientes.
Porque esto trajo más que simple destrucción producto del movimiento telúrico; lo que hizo ese terremoto fue desatar el infierno.
Ser una mujer en el fin del mundo
La ficción de Pablo Illanes está llena de personajes femeninos interesantes, no siempre por estar dentro de lo que comúnmente se define como "mujer fuerte", sino por estar llenas de capas y ser muy realistas. De hecho, las mujeres que suele crear (o que destacan dentro de su ficción) son muchas veces frágiles en apariencia, o están dentro de una burbuja prodigada por su clase social y el bienestar económico.
Así ocurre con varios personajes presentes en las teleseries que ha escrito, como en Demente o Alguien te mira o ¿Dónde está Elisa? Eso, hasta que las saca de su zona de confort: ya sea porque secuestran a uno de sus hijos o el personaje antagónico las orbita y las pone en peligro, tarde o temprano deben salir de esa burbuja y demostrar que no son frágiles. Quizás por eso sus mujeres resaltan, incluso en medio de contextos donde el patriarcado predomina a nivel argumental, como en Perdona nuestros pecados o Machos.
Por todo esto, no sorprende que haya elegido a una mujer para protagonizar y narrar Cataclismo. Inés es un personaje que cumple con varios de los rasgos que definen a otros creados por él: mujer de clase alta y con una vida acomodada (pero no siempre feliz) antes del punto de inflexión, de crianza conservadora, abocada a su familia. Desde el prejuicio patriarcal y hasta clasista, parece lejos de estar capacitada para sobrevivir un desastre de la magnitud del que ocurre en este libro (aunque en realidad nunca sepamos quién lo está y quién no, hasta llegado el momento).
Pero Inés no solo sobrevive al terremoto, sino que se mantiene viva después de este, superando obstáculo tras obstáculo. Es más, no lo hace sola, otras mujeres similares a ella la acompañan: Vicky, Tere y Nacha. Juntas harán frente a todos los peligros que les depara el contexto en el que están inmersas de la mejor manera que pueden, no siempre logrando salir ilesas.
Afuera de los hoteles que utilizan como refugio, les esperan criaturas horripilantes, pero también otros sobrevivientes renegados, dispuestos a cualquier cosa para saciar sus apetitos.
Cataclismo nos viene a recordar una verdad imperecedera del terror: lo peor del fin del mundo es sobrevivir a él y no existe monstruo que supere en maldad a un humano que no tiene nada que perder. Y lo hace a lo largo de 190 páginas que se leen en constante tensión.
Lo mejor del guion llevado a la prosa
A pesar de que ambos se crean a partir de la escritura, el guion y la literatura tienen características de formato y realización que los hacen sentir muy distintos. Quizás la mayor diferencia (o la que más nos interesa tratar en este momento) es lo que tiene que ver con los intermediarios: aunque un guionista es parte fundamental de la creación de una obra audiovisual, entre este y el producto que se presenta al público hay tantos pasos que el texto muchas veces se diluye.
No sucede lo mismo en la literatura. Por muchas ediciones que sufra la obra entre el primer borrador y la versión impresa, el diálogo entre el autor y el lector es mucho más directo.
Además, en la literatura no hay límites, excepto la imaginación y la habilidad del escritor. No se necesitan presupuestos de producción. Para que ocurra un terremoto grado 12 basta con imaginarlo y ponerlo por escrito. El resto queda en manos del lector.
Cuando uno lee Cataclismo, puede vislumbrar al Pablo Illanes guionista en las descripciones visuales, casi palpables. También lo hace a través de los diálogos. O en la agilidad del relato, que no se detiene nunca. Pero es innegable que en esta novela, el autor se siente libre de escribir lo que le da la gana, por que no hay ni intermediarios ni límites.
Pablo Illanes escribe todo lo que aguanta el papel y el papel aguanta mucho. El terror más puro, las escenas escabrosas, dolorosas, nauseabundas. Gracias a eso, Cataclismo es una novela que le hace justicia a su título: no deja indiferente, sino que por el contrario, remece y afecta al lector.
Con esa impronta, esta novela viene no solo a sumarse al catálogo de Sietch Ediciones y a la trayectoria de su autor, sino también a lo mejor del género de terror en Chile.
Reseña y análisis: Aileen Pinto